A simple vista esta guitarra provoca una especie de mezcla entre incredulidad (¿será de verdad?…..no puede ser...será un juguete) y sonrisa (mira qué pequeña es….¡Pero si tiene de todo!)



Los catálogos de las grandes marcas, como Washburn, tienden a cubrir toda la oferta:

se acabaron los vuelos trasatlánticos sin guitarra, los domingos por la tarde atrapados en una caravana en el coche sin saber qué hacer y las excusas del tipo "¡ay! No puedo tocar más, me duele la espalda de cargar con este muerto".

Bromas aparte, las Rover, la RO 20 con nylon y la RO 10 con acero, han sido ideadas bajo las premisas de manejabilidad y funcionabilidad.




Prestaciones:
Aunque parezca mentira para un instrumento de estas dimensiones, el mástil tiene una escala normal de 24", está construido en caoba al igual que el cuerpo y el diapasón de 21 trastes es de palisandro.

El clavijero de la guitarra es la parte de aspecto más "adulto" con una proporción y características parecidas a las de una guitarra clásica de tamaño estándar.

Los acabados del mástil y el cuerpo no están nada mal y la calidad de las maderas es bastante digna, con una apariencia genial y una resistencia a prueba de campings, playas, montes y demás.



 
Casi tan importante como el contenido es el continente, ya que el estuche está diseñado por Washburn de manera que albergue perfectamente al instrumento dejando espacios hábiles para otros compartimientos que podrán alojar los inevitables accesorios, cuerdas de recambio, afinador, etc.

El pack de viaje se completa con una correa para la guitarra, dos correas para la funda a modo de mochila, tres púas, y un CD Rom educativo (sólo para Windows).

De modo que también se contempla el aspecto de primera guitarra portátil para aprender.
 


Manejabilidad y sonido:
Al margen del proceso adaptativo que supone el tocar un instrumento de la medida de una raqueta de tenis, la verdad es que Wasburn se ha esforzado al máximo para fidelizar las características del mástil a las de una guitarra normal, y lo ha conseguido con éxito. 

El grosor del mástil es ligeramente mayor que el de una eléctrica, pero sin llegar al nivel de una guitarra clásica, parecido al de las guitarras electroacústicas más modernas del tipo Multiac, Ibanez o Yamaha.


El primer instinto te lleva a tocar la guitarra sentado en la postura normal, pero eso se hace un poco difícil ya que el clavijero pesa mucho más que el resto de la guitarra y el instrumento cabecea ligeramente hacia la izquierda.

Lo mejor es hacer uso de la correa que incluye el instrumento para que así este bien balanceado, tanto si estamos sentados o de pie.

Está bastante claro que el sonido que produce la Rover es puramente de supervivencia, las notas tienen un buen ataque pero evidentemente no tienen ni la profundidad, ni el sustain de una guitarra de dimensiones normales, porque sencillamente la Rover es una miniguitarra.

Seguramente el modelo de cuerdas de acero, RO 10, pueda compensar un poquito más este aspecto con una mayor presencia y dinámica.

Pero no podemos exigir a una minicaja el comportamiento de una caja armónica convencional.




Conclusión:
Las Rover están claramente inspiradas en le travel guitars, este tipo de instrumento de pequeño tamaño pensado en principio para el viaje, pero con un acabado más elaborado.

Realmente puede ser muy útil para los que no pueden pasar un día sin practicar y quieren cargar con una guitarra convencional.

Pese al sonido restringido por las dimensiones de la caja, sus cómodos 21 trastes tiene una respuesta razonablemente buena con la que es posible tocar casi cualquier frase que te venga a la mente.




Escucha como suena