Tempo
El tempo es la velocidad a la que se
toca un tema.
Digamos que tienes tus cuatro acordes y una idea/esbozo de la melodía.
Pruébala tocando lentamente.
Luego incrementa la velocidad un poquito.
Digamos que tienes tus cuatro acordes y una idea/esbozo de la melodía.
Pruébala tocando lentamente.
Luego incrementa la velocidad un poquito.
¿Suena estúpidamente simple? Recuerda que Fatboy slim ganó una pasta acelerando el Brimful of Asha de Cornershop y llamándolo remezcla.
Pero tenía razón: un par de golpes por minuto más rápido y un tema indie se transformó en un reluciente exitazo dance guitarrero.
El truco es obtener el número adecuado de golpes por minuto (bmp).
Si te quedas corto o te pasas, aunque sea por un pelo, la diferencia en el aire que adoptara tu canción puede ser enorme, así que prueba muchos tempos distintos hasta que te sientas cómodo con uno.
Para ayudarte, puedes recurrir a algunos clichés estándar.
Por ejemplo, la mayor parte de la
música dance tiene una franja de bpm muy estricta, que queda un poco por
encima del ritmo cardíaco humano, lo que conduce a un efecto de
euforia.
Contrariamente el reggae y algunos temas trance llevan la frecuencia de bpm un poco por debajo del ritmo cardíaco, lo que causa un efecto relajante.
Cuando se trata de rock simple y llano, se favorece el ritmo carnal. En otras palabras, el del sexo.
Esto parece ser que varía según la edad de la banda.
Tonalidad
Esta área en la que puedes cambiar de manera significativa el aire de tu canción.
Aún a riesgo de simplificar demasiado, podríamos decir que el MI es para el rock blusero, el SOL suena a folk, el LA a pop rock, el DO a country y el RE, siendo el primer acorde que se suele aprender por ser el más fácil, es para el punk.
Las otras tonalidades son para esos tipos listos que tocan jazz.
Así que recuerda siempre comprobar
el rango vocal de tu cantante antes de componer algo en DO#.
Métrica
La
métrica define cuantos golpes hay por compás. Irrita a tus amigos
probándolo sobre una mesa.
Normalmente usarás dos o cuatro golpes por compas a menos que estés componiendo una odisea jazzística o un vals, por ejemplo (y tampoco es que quiera limitarte en este sentido).
Aunque métricas más complejas probablemente acabarán haciendo que cambies tu batería por una caja de ritmos.